lunes, 14 de febrero de 2011

Artículo sobre la muerte de un ser querido


Este es el artículo que escribí para la revista comarcal "La Que faltaba", pocos meses más tarde de la muerte del pequeño de mis tres hijos, José Luis, de 12 años. También aparece publicado en mi libro "Palabras para el recuerdo", que presentaré en las VI Jornadas sobre el duelo, que tendrán lugar en el salón de actos de la Diputación de Albacete, durante los días 11 y 12 de marzo del 2011.

LA MUERTE DE UN SER QUERIDO

La muerte de un ser querido es uno de los hechos más importantes a los que toda persona se tiene que enfrentar tarde o temprano. Cuanto más unidos estamos a ese ser que nos deja, más profunda es la herida que se abre en el fondo de nuestro ser y más largo es el proceso de duelo que comienza en esos instantes.

Su muerte representa la muerte propia, ya que por un lado nos recuerda que nosotros también moriremos un día y porque además con ese ser muere también algo de nosotros mismos.

Todo nuestro mundo interior sufre un proceso de transformación, surgen emociones fuertes que es preciso liberar para que no queden reprimidas y provoquen en nosotros una situación de bloqueo que nos paralice y no nos permita avanzar, ni vivir con intensidad. La pena llama a nuestro corazón y hay que escucharla, sentirla, expresarla, compartirla para que más adelante pueda sanar y transformarse en ganas de vivir conscientemente.

En mi caso, la muerte de mi padre hace tres años y la muerte de mi hijo hace tan solo unos meses, han sido los hechos más duros a los que he tenido que hacer frente en mi vida.

La pérdida de mi padre produjo en mí una necesidad de mirar hacia atrás, volver a mi pasado, profundizar en mis raíces, para comprender el sentido de mi vida, mi evolución personal, y traer a mi memoria los recuerdos de mi infancia, revivir las emociones que viví desde muy niña, ser consciente de las influencias familiares que han marcado mi carácter para curar las heridas que se volvían a abrir desde una madurez personal que permite ver los hechos vividos con mayor consciencia.

Durante este proceso de duelo, sentí la necesidad de pedir ayudar para aclarar la confusión interior que no me dejaba recobrar la calma, el equilibrio interior.

Es por eso que decidí hacer una terapia de grupo llamada “Respiración holotrópica”, basada en la psicología transpersonal de un psicólogo llamado “Stanislav Grof”. Consiste en una metodología que nos ayuda a conectar con nuestro sanador interno para liberar las emociones del pasado que están bloqueadas, que nos hacen daño y no nos permiten vivir con intensidad y que afectan a nuestras relaciones personales.

Algunas, son emociones tan antiguas que ni siquiera somos conscientes de ellas, pueden haberse producido incluso durante la etapa de gestación de nuestra madre, cuando tan solo éramos un feto, o durante el momento del parto, si este fue traumático para nosotros.

Esta metodología utiliza la música evocadora y la respiración circular para llevarnos a un estado de conciencia no ordinaria. Se hace en grupo, por parejas en el que uno de los miembros de la pareja cuida al que respira y al día siguiente el que ha respirado hace de cuidador. Siempre bajo el acompañamiento de los terapeutas.

Al terminar se dibuja un mandala dejando que surja el subconsciente y se hace una puesta en común para compartir las experiencias vividas.

En el mandala que yo dibujé, representé a un niño rodeado de los cuatro elementos de la naturaleza, dentro de la madre Tierra, en la parte superior externa dibujé el símbolo del Creador que le mandaba rayos de luz divina y protectora. A su lado derecho dibujé unos seres oscuros que intentaban acceder a él.

Al año siguiente, mi hijo murió de manera inesperada. ¿Significaba esto que mi subconsciente lo sabía? Más tarde, Marylin Rossner, una de las médium más famosas del mundo por su capacidad para comunicarse con el mundo espiritual me confirmaría la respuesta.

Volviendo a la puesta en común de la terapia de Respiración Holotrópica, cuando expresé lo que había experimentado, los compañeros y terapeutas, me aconsejaron que hiciera otro tipo de terapia grupal llamada “Constelaciones familiares” para reconciliarme con mi pasado familiar.

Así es como conocí el Centro de Terapias de Hellín “La Rosa de los Vientos” donde hacían Constelaciones Familiares entre otro tipo de terapias de autoayuda y crecimiento personal.

Tal como me habían comentado, con la terapia de Constelaciones Familiares mis expectativas se cumplieron y me sentí liberada y reconciliada con la parte oscura de mi pasado que era causa de sufrimiento. Pero dentro del proceso de duelo por la muerte de mi padre aún quedaban sentimientos que no habían sido expresados y la necesidad de seguir avanzando en este proceso de sanación que había comenzado me llevó a continuar con la Terapia Gestalt y unos meses más tarde, me sentí preparada para cerrar esta etapa de sanación.

¿Cómo podía imaginar yo que el trabajo personal que estaba haciendo a través de estas terapias, más allá de ayudarme a sanar las heridas abiertas tras la muerte de mi padre, me estaba preparando para superar la muerte de mi hijo un poco más tarde?

La pérdida de mi hijo como he dicho al principio supuso mi propia muerte. ¿Dónde quedan los planes que habíamos programado para un futuro juntos?

¿Cómo proyectarse hacia el futuro de nuevo?

Antes de responder a estas preguntas es preciso comenzar un proceso de interiorización muy fuerte que necesita de mucha energía y de mucho apoyo, pero sobre todo de mucho amor.

El poder hacer un proceso de duelo positivo depende de muchos factores: el entorno familiar, las relaciones personales, el tener una vida social activa, las creencias religiosas o espirituales. Yo siempre he creído que somos cuerpo, mente y espíritu. Que el espíritu es parte de una Consciencia Universal Creadora y Divina que tenemos en común todos los seres humanos. Y cuando he visto el cuerpo sin vida de mi padre y de mi hijo, he podido confirmar en mi interior esta creencia. Sentía que su espíritu seguía vivo, sentía su presencia de otro modo.

Y así ha ocurrido muchas veces desde que él murió. Al principio lo puedes sentir constantemente, con solo cerrar los ojos puedes verle, oírle, escucharle. A menudo que pasa el tiempo, conforme vas recobrando la actividad cotidiana y saliendo del estado de shock es más difícil, por ello es importante tener un espacio adecuado en casa para conectar con él de otro modo, a través del silencio, de la meditación, de la oración.

En mi casa, ese espacio ha sido su habitación, ya que me dolía profundamente verla cerrada, oscura y sin utilidad. He colocado en las paredes mariposas de colores junto a algunas de sus fotos, una alfombra con cojines en el suelo y unas varitas de incienso junto a las velas en una mesita a modo de altar.

Ahora ha dejado de ser un espacio inútil, vacío y oscuro para convertirse en un lugar de luz, de inspiración, de paz y de amor. Allí, puedo conectarme con mi fuerza interior y comunicar con él a través del lenguaje del amor que se mantendrá vivo en la eternidad.

Hay muchos libros que ayudan a comprender que la muerte no es un final sino una transición a otro plano. Muchos de ellos han sido escritos por científicos: “Viajeros en tránsito” de la Doctora Mª Isabel Heraso; “La rueda de la vida”, de la Dtra. Elisabeth Küble Ross; “De oruga a mariposa” de Anji Carmelo; “Vida después de la Vida” del Dtr. Raymond Moody; “Muchas vidas, muchos maestros” del Dr. Bryan Weis…..

El mundo espiritual está tan vivo como el mundo en el que vivimos cuando tenemos un cuerpo que se manifiesta.

Así nos lo comunicó una de las medium más famosas del mundo, Marylin Rossner en su seminario “Vivir conscientemente ayuda a morir consciente” al que asistí con mi marido hace un par de meses en Albacete.

He tenido la suerte de poder asistir también a su consulta privada y allí nos comunicó muchos mensajes de nuestro hijo para decirnos que no nos preocupáramos de él, que se encontraba “en un mundo de paz y de tranquilidad infinitas”, que sigue entre nosotros de otra manera, sus mensajes eran precisos y concretos y nos hablaban de cosas que solo él nos podía trasmitir. Por eso, mi marido y yo sentimos que eran auténticos y que teníamos que confiar en Marylin y en su capacidad para comunicarse con el más allá.

Existen muchos recursos que sirven de ayuda para curar la herida tan profunda que provoca la muerte de un ser querido tan unido a nosotros, como un hijo, la pareja, un padre o una madre. Además de los que he mencionado a lo largo de esta entrevista, existe una asociación en Albacete, llamada Asociación Thalita, que se creó por padres que han perdido hijos para ayudarse mutuamente a través de los grupos de apoyo y de las jornadas que organizan. Es necesario ser conscientes de estos recursos y estar abiertos a utilizarlos durante el proceso de duelo, pero reconozco que no todas las personas que sufren una pérdida están abiertas a utilizar algunos de estos recursos que son una valiosa ayuda.

Por eso, he querido dar testimonio a través de esta revista a todas aquellas personas que pueden estar sufriendo esta situación o que tienen a alguien cercano que la padece.

Solo pretendo que mi testimonio sirva para ayudarles a abrirse sin miedo a todas estas herramientas que están a nuestra disposición y que van a ayudarnos a transformar el dolor y el sufrimiento en sentimientos de amor y gratitud, a través de la confianza y la esperanza que nos ofrece el saber que algún día nos vamos a encontrar de nuevo con nuestros seres queridos, solo que ellos han emprendido ya el viaje, que a nosotros nos tocará hacer un poco más tarde, pero ellos quieren que sepamos que nos están esperando.

Hasta siempre. Rosa

1 comentario:

  1. Vivir conscientemente ayuda a morir consciente...
    Rosa Valles, Mi respeto a su articulo. Comprendo su dolor.La especie se aleja cada día más de vivir conscientemente, y no reconoce la muerte.Comprender la vida a través del estudio y conscientización de la muerte.Las contelaciones familiares, como la hsitoria trasgeneracional de cada ser no es entendida por la especie.Me alegra saber que existen talleres sobre estos temas. Gracias !!

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