jueves, 23 de agosto de 2012

CÍRCULOS DE SILENCIO


                        
                    NO A LAS LEYES CONTRA LOS INMIGRANTES
                                    Círculos de Silencio

El sábado 7 de julio nos encontrábamos José Luís y yo paseando por la Plaza del Pilar, en Zaragoza, aprovechando la visita a esta histórica y acogedora ciudad donde se encuentra nuestra hija Alba cursando sus estudios en Veterinaria.
Habíamos decidido visitar algunos lugares turísticos de la ciudad antes de regresar al día siguiente a nuestro pueblo, cuando nos tropezamos de pronto con un grupo de manifestantes que llevaban pancartas con eslogan que decían: ¡Ningún ser humano es ilegal! y estaban formando un círculo frente a la Basílica del Pilar. Nos acercamos para ver de qué se trataba y nuestra sorpresa fue muy grata al comprobar que se trataba de un Círculo de Silencio.
Los círculos de silencio quieren ser un gesto pacífico permanente de denuncia ante la vulneración creciente de derechos de las personas inmigrantes, y ayudar a tomar conciencia sobre la situación de extrema injusticia que muchos de ellos sufren en el mundo. Especialmente sangrante es la existencia en España de los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIES). Auténticas cárceles cuya existencia denuncian los participantes de esta plataforma ciudadana para exigir su cierre. 
Nos integramos en el Círculo que acababa de empezar y permanecimos unidos a aquella buena gente en silencio durante una hora.
En  actitud de respeto frente al que sufre y en silencio como forma de diálogo, que apela a la conciencia de quienes hacen las leyes, de quienes las aplican y de aquellos en cuyo nombre son hechas. Silencio como forma de acción que aglutina a personas de distintas culturas, confesiones o ideologías, que encuentran en el silencio solidario con los más empobrecidos un lenguaje común.
De vez en cuando algún miembro de la Plataforma rompía el silencio durante unos breves minutos para leer la historia de algún inmigrante llegado a España en busca de un sueño que nunca logrará cumplir, como el caso de Samba:

“Yo te traje al mundo; yo te vi crecer… y ahora no puedo verte ni abrazarte; no me puedo despedir de ti. ¿Para esto has venido a España, hija mía?”. Clementine se inclina, llorando a mares, sobre el féretro de su hija Samba.
Samba murió a los 34 años el pasado 19 de diciembre en el Hospital Doce de Octubre, adonde fue trasladada desde el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche. Llevaba semanas enferma.
Su madre no lo entiende. “No veo claro lo que pasó. Todo está oscuro. ¿Por qué murió mi hija?”, se pregunta entre sollozos. Un juzgado está investigando si hay responsabilidades penales. Por eso se han realizado dos autopsias. Por eso el entierro se ha demorado cinco meses. Por eso el féretro estaba cerrado. Por eso Clementine no ha podido abrazar a su hija por última vez.

O el de Jawara:

Jawara vino de Gambia en 2008 con otras 85 personas, escondidas en el cargamento de un pequeño barco pesquero. Se sentía afortunado de haber sobrevivido al trauma del viaje, pues algunos de sus compañeros se ahogaron o murieron en el mismo barco durante el trayecto. Puesto en libertad después de 40 días detenido, para ir a buscar trabajo, ahora vive en un terreno abandonado entre los invernaderos, cerca del mercado de la localidad almeriense de San Isidro.

Los hombres duermen en la parte que aún conserva lo que aparentemente es un techo. Se hacinan en tres habitaciones pequeñas, mustias, con olor a humedad y a comida rancia y con las paredes ennegrecidas por el camping-gas que utilizan para cocinar. El cuarto de baño es la dependencia externa de al lado, cuyo largo techo se ha desplomado y sus ladrillos reducidos a escombros. El salón es un sofá rescatado de la basura, apoyado sobre unas paredes rotas. No hay servicios sanitarios, y los hombres malviven entre el trabajo en los invernaderos de cultivo de tomate, la caridad y el reparto de alimentos de la Cruz Roja.

Jawara llegó a San Isidro para reunirse con su hermano y, tan sólo tres meses después de su llegada, éste último murió a causa de problemas renales. Al carecer de papeles y documentación, temían ir al médico y no poder pagar los medicamentos. Su padre falleció también cuando él se había ausentado.
Al igual que muchos de los entrevistados, Jawara habló de la vergüenza y de lo indignante de sus condiciones, del racismo generalizado y de lo poco que se les paga ahora en cualquier sitio. Rechazó ser grabado, por miedo a que, en su regreso a casa, su familia pudiera verle en semejantes condiciones.

La idea de esta iniciativa surgió en Toulouse, y su promotor fue Alain Richard, franciscano comprometido con la noviolencia activa desde hace más de cuarenta años.
Seguramente muchos de vosotros le recordaréis por ser el autor del libro Pilares para una cultura de la noviolencia, que traduje al español tras el regreso de Mario, nuestro Coordinador Estatal, que participó en el ayuno contra la Guerra de Irak, frente a la sede de la ONU, junto a Jean Baptiste Libouban, Louis Campana, Alain Richard y otros compañeros del Arca y miembros de otros grupos afines a la Noviolencia.
Tras su puesta en marcha a finales del 2007, los Círculos de Silencio han conseguido reunir una vez al mes a unas 10.000 personas de distinta procedencia, en más de 170 ciudades de Francia, Suiza y Bélgica. En España se está realizando en varias ciudades como Madrid, Burgos, Murcia, Tenerife, Valladolid, Lugo, Vitoria-Gasteiz....En Zaragoza comenzaron el 4 de mayo de 2012.

Son plataformas ciudadanas que aglutinan a diferentes personas que ven la necesidad de unirse para enfrentarse a unas leyes que están machacando la dignidad de las personas inmigrantes.
El círculo de silencio convocado para el mes de julio era una acción reivindicativa contra el Real Decreto Ley 16/2012, recientemente aprobado por el gobierno de España. Esta nueva ley pretende volver décadas atrás cuando el derecho universal a la sanidad era sólo de los cotizantes y no de todo ser humano. El RDL 16/2012 es una nueva ley injusta que se va a ensañar con los más débiles, con los que menos pueden y con los que más están sufriendo la situación actual que llaman crisis. Para miles de personas va a suponer un auténtico apartheid sanitario, condenando a muchos a sistemas sanitarios de beneficencia como a principios del S.XIX, o condenándoles directamente a su suerte.
El 1 de septiembre, miles de personas se quedarán sin asistencia sanitaria, con el agravante de que estas personas, inmigrantes la mayoría, contribuirán a financiar nuestra sanidad (pues aunque no tengan papeles van a seguir pagando impuestos como el IVA o tasas especiales) sin poder disfrutar de ella. Esto supone la fractura de los principios de universalidad, solidaridad e igualdad que deben presidir el acceso a derechos fundamentales.
Ninguna de las conquistas sociales de las que colectivamente nos sentimos más orgullosos, como la de nuestro Sistema de Sanidad Universal, nació como una cesión de los poderosos, sino como una conquista, fruto de la lucha de los trabajadores. Hoy como ayer hay que luchar para seguir extendiendo la conciencia de solidaridad en la humanidad. Y lo que no se lucha, se pierde.

Como dice el Doctor Josep Basora, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC):
Los criterios utilizados no han respetado los mínimos de la Organización Mundial de la Salud
Como presidente de una sociedad científica que representa a unos 20.000 profesionales de Atención Primaria de toda España anima públicamente a objetar, creando incluso una red de médicos objetores, que hacen suya la frase:
“Mi lealtad con los pacientes hace que no sea posible faltar a mi deber ético profesional e incurrir en el abandono (…) Es mi voluntad poder seguir atendiendo a las personas que son mis pacientes y que no tienen permiso de residencia”.
Un documento que van a enviar al Colegio de Médicos Provincial, al Servicio de Salud correspondiente (excepto Andalucia, Asturias, Catalunya y Euskadi) y a la Organización Médica Colegial (OMC). Una manera de oponerse a lo que consideran una medida inmoral e injusta y que pasa por ejercer el derecho a la objeción de conciencia.
Cabe preguntarse si la asistencia sanitaria es o no un derecho fundamental de las personas
                               SANIDAD PARA TODOS
                  ¡NO AL APARTHEID SANITARIO! 
 http://circulodesilenciozaragoza.blogspot.com.es

                                                                                                           Rosa Valles Martínez

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